jueves, 23 de agosto de 2018

PERMANECER

                                           PERMANECER
                                                                                                 Javier Herrán Gómez


“El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.” (Jn.6,56) Según el relato de Juan, los judíos, incapaces de ir más allá de lo físico y material, interrumpen reiteradamente a Jesús escandalizados por su lenguaje provocador: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". Jesús no retira su afirmación y da a sus palabras un contenido más profundo. Ama a sus oyentes y quiere estar en ellos y que ellos estén en Él y permanecer así siempre, así como el Padre y Él.
No hay magia, es la donación de Jesús para comer y beber y así asegurar su permanencia en sus discípulos. Es la verdadera comida y bebida ya que producen vida y son parte de una experiencia especial en donde el Maestro perdura, no se ha ido. Otras lecciones van y vienen, dejan marcas, angustias de promesas no cumplidas, alegrías que se acaban y sufrimientos; Jesús se mantiene, la vida que da es eterna.
Lo sorprendente es que los creyentes dejan que se pierda el don que Jesús hace de su cuerpo y su sangre. ¿No es la eucaristía el centro de la vida cristiana? ¿Cómo permanecer en Jesús? ¿Por qué la misa es más devoción u obligación religiosa que necesidad?
La soledad de la persona moderna, abatida o humillada, que anhela paz y respiro, el pecador que busca perdón y consuelo o quien tiene el corazón roto, hambreado de amor y amistad, encuentra respuesta en la promesade Jesús de permanecer en él a través de la eucaristía. La permanenciade Jesús en el discípulo es descanso de los problemas, tensiones y malas noticias que presionan por todas partes.
El discípulo en sintonía con Jesús abre su corazón y se acerca a los que le necesitan. Quien comulga podrá fallar a Jesús, pero Él no falla, permanece, está presente para despertar lo mejor del discípulo y darle vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

TIEMPO ORDINARIO CUARTO DOMINGO

La Bienaventuranzas (Mt 5,1-12a) 4º domingo del Tiempo ordinario – A . Evangelio 1  Al ver Jesús a las multitudes, subió al mont...